En un país tan mediocre con una prensa tan descriteriada que, por el sólo hecho de estar sub júdice, arrogantemente le impone porque sí el apodo de "Mata Hari" a Alba Luz Flórez, la ex detective del DAS que confesó haber espiado a la Corte Suprema de Justicia, sólo así deja de sorprender que a Daniel Ospina se le considere humorista. Desde hace rato venía siguiéndole los pasos a este "mercader de tetas y culos", como genialmente lo definieron hace algún tiempo en uno de tantos foros del lector. Y ayer me ocupé un poco de él, porque precisamente no dejo de ver sus movidas en la revista SOHO como actuaciones fríamente calculadas para provocar polémicas y así vender más ejemplares, mientras se arropa irónicamente sus impudicias con la bandera de la libertad de expresión.
Una cosa es meterse con figuras del poder nacional de cero en conducta y darles golpes bajos en una columna de "opinión" en nombre del humorismo; al fin y al cabo son poderosos, y como dijo alguien más en algún otro foro, bien pueden irse a llorar a su casa sobre sus sacos de millones malhabidos. Pero otra, y completamente inaceptable es hacer más que chistes o gracejos, burlas muy crueles a costa de los caídos en desgracia, y sobre todo de los que no pueden defenderse. En su columna de hoy, Daniel Samper Ospina dice de Heidi Liliana Iregu, una ex bailarina del inolvidable Show de Jimmy, quien cayó en el infierno de las drogas y ahora quiere rehabilitarse:
Lo siento, pero esto no tiene nada de chistoso, esto es simplemente darle de patadas al que está literalmente en el piso. Heidi Liliana se ve así:
Si esto no es mala leche y miserableza de su parte Sr. Samper, no sé que será entonces. Por lo que veo, su futuro no está aquí. Hernán Peláez le dijo a María Jimena Duzán precisamente en la misma edición de Semana que Usted no salía para no arriesgarse a que lo agredieran. Hable mejor entonces con Trey Parker y Matt Stone, los creadores y productores de South Park, que sin duda le acogerán, siempre y cuando sepa hablar inglés, claro está. Claro que con el traductor de Google ahora las cosas son más fáciles que nunca, ¿verdad?
Hasta Don Jediondo y Jeringa podrían darle clases de decencia a Usted.
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