domingo, 23 de enero de 2011

Gangs of America / Pandillas de America

Si estuviera traducido el libro al español, éste quizá sería su título. Gangs of America es un ameno recuento de la historia de la persona jurídica mejor conocida como corporación, el papel que ésta jugó en Europa, Inglaterra, y las colonias que se constituirían en los Estados Unidos de América.

No es una historia desdeñable; al contrario, es fundamental para entender cómo y por qué fue concebida la Unión Americana, tal como lo fue.
Más adelante en el libro vemos como Abraham Lincoln no sólo estaba preocupado por lo que sucedería al término de la Guerra Civil, sino del creciente poder que iban adquiriendo las corporaciones, especialmente las de ferrocarriles.

Inmediatamente, el fallo
Santa Clara de la Suprema Corte inaugura la era moderna del poder corporativo, que se estrena con los llamados "Robber Barons" y unos treinta años de darwinismo social en la jurisprudencia norteamericana. El New Deal mitigaría el avance del poder corporativo, ahora al frente y al centro de la vida económica de Estados Unidos y del mundo capitalista en general, pero el árbol había echado ya hondas raíces y las personas jurídicas, no contentas con su virtual inmortalidad, adquieren loco a poco todos los derechos de las personas naturales.

El escándalo de la deblacle de Enron y WorldCom muestra como las compañías multinacionales ya no necesitan ni siquiera respetar los principios de contabilidad generalmente aceptados y mucho menos a sus propios accionistas, pero también muestra como empieza a emerger poco a poco el contrapeso que empieza a contrarrestar el poder corporativo; la misma globalización ayuda a organizarse a los opositores.

Reducir el poder corporativo es tan fácil como permitir mediante un proceso legal relativamente sencillo la revocatoria de la carta de incorporación (charter of incorporation), cosa que en este momento es imposible; claro está, que antes de escribirse este libro, era impensable.

Para todos los que puedan leer este libro en inglés, su amigo el Prócer Progresista se los recomienda especialmente.



If the book were translated into Spanish, this may be its title. Gangs of America is a lively account of the history of the legal entity known as the corporation, the role it played in Europe, England and the colonies that would create the United States of America.

It is not an irrelevant story, on the contrary, it is essential to understand how and why the American Union was conceived as it was.
Later in the book we see how Abraham Lincoln was not only worried about what would happen at the end of the Civil War, but about the growing power that the corporations gained, especially the railroad companies.

The
Santa Clara decision of the Supreme Court immediatly inaugurated the modern era of corporate power, which opens with the so-called "Robber Barons" and about thirty years of social darwinism in american jurisprudence. The New Deal would mitigate the advance of corporate power, now at front and center of the U.S. economic life and the capitalist world in general, but the tree has already deep roots; so that the legal entities, not content with their virtual immortality, decide to acquire all the rights of individuals they can grab.
The Enron and WorldCom scandals show how multinational companies do not even need to pretend they respect the generally accepted accounting principles, much less their own shareholders, but also show how it begins to emerge gradually the corporate power counterrevolution; the same globalization helps the opposition to organize better.

Reducing corporate power might be as easy as using a relatively simple legal process to allow revocation of the charter of incorporation, which at the moment is impossible to propose as a law, of course, but before this book was written, it was unthinkable.



Your blogger, Progressive Hero highly recommends this book. Go and get it now!
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sábado, 15 de enero de 2011

Qué es ser liberal

Decía el Arcipreste de Hita:
“En este mundo traidor
nada es verdad ni es mentira
todo es según el color del
cristal con que se mira.”
Este es el recurso número uno de los conservadores de todos los pelambres, para definir como fallida la visión liberal del mundo: nuestro "relativismo moral", sin tener en cuenta lo obvio: que la moralidad es una construcción social que varía de acuerdo a la cultura. No tenemos que entrar a dar ejemplos de lo que en una cultura puede ser aceptable (y obligatorio), en otra puede ser completamente repugnante, ¿o sí?

Esta discrepancia fundamental es la que termina de pintar a los conservadores de todos los pelambres en una esquina: quieren uniformarnos a todos con el mismo modo de pensar, al mismo tiempo que nos acusan de lo mismo, al "intentar prohibir o hacer ciertas ideas impensables".

No tan rápido, mis amigos: con el fin de asegurar la convivencia y la coexistencia de unos 7.000 millones de personas, ciertas ideas deberían declararse impensables, tales como la superioridad de algún grupo de población sobre otro, de un género sobre el otro, o que ciertos estilos de vida son aceptables o no.

En esta batalla ideológica, nuestras ideas tratan de ser vendidas (sí, vendidas) como una sarta de estereotipos más o menos así (mis glosas van en azul):

  • La autoridad central (a.k.a. el gobierno) sabe mejor en vez de los individuos. La organización implica la organización y perpetuación del conocimiento y los procesos, algo que el individuo por definición no puede alcanzar por sí solo (a menos que quieran promulgar la ley de la selva).
  • El gobierno debe tener cuidado de mí (no la responsabilidad personal). Me encanta ese chiste en el que una casa se está quemando y al llegar los bomberos, el padre de familia los despide diciéndoles "Aquí en esta casa somos libertarios."
  • El gobierno debe servir de fiel de la balanza sobre las decisiones entre la oferta y la demanda en lugar de dejar que el mercado se equilibre. También me recuerda ese dicho que dice "Nada es ilegal si cien hombres de negocios se deciden a hacerlo".
  • Un liberal defiende agresivamente, incluso violentamente la ortodoxia "liberal": Usted está de acuerdo conmigo en todos los detalles o si no es un hereje amoral que debe ser marginado. Sustituya "liberal" por "ultraconservador" y la frase tendrá más sentido.
Santiago Gamboa dice genialmente el día de hoy:
Siempre ha sido más difícil ser de izquierda, y la razón es que, si uno analiza su utopía social en lo relativo a las relaciones humanas —que por desgracia no han sido nunca reales en el socialismo real—, casi ninguna resulta ser natural en el hombre. No es natural ser generoso, solidario, comprensivo, altruista, y mucho menos antirracista, no antisemita, antimilitarista o pacifista, estar a favor de la igualdad de los sexos, de los derechos de las minorías, sean estas étnicas, culturales, religiosas, sexuales o simplemente nacionales, y todo esto en público y en privado, en el discurso político y en su casa, con sus hijos y su mujer y sus empleados. Esto se aprende. Los que tenemos hijos sabemos que estos comportamientos se enseñan a punta de insistencia y a veces con castigos y reprimendas.
Traigo todo esto a colación debido a los acontecimientos de los últimos días que han provocado un tremendo aguacero de comentarios en los blogs de la sipmac ensemble y en internet en general, porque el nuevo viejo juego es el de tirar la piedra y esconder la mano: desgañitarse en términos altisonantes e incendiarios, para negar la tan cacareada responsabilidad personal cuando los insucesos se producen; y también reclamar encima el estatus de víctima.

El que lea, entienda.
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domingo, 9 de enero de 2011

Keith Olbermann Issues Special Comment On Arizona Shooting: Violence Has No Place In Democracy

I applaud your statement, Mr. Olbermann. I salute you. Without the need to name specific names and without pointing fingers to specific persons (everyone of us sure has quite a list of culprits), your call to drop aggresive, belligeren­t language was the right thing to do.

Victims are victims, regardless of their political affiliatio­n, and to express our solidarity first, must be today's lesson. The impulse to rush and capitalize on such a tragedy must be condemned and banned without hesitation­, that's another lesson.
I cannot take out of my mind that a 9 year old girl (born on 9/11, no less!) was killed in this utterly despicable carnage. I pray for her, for all the victims and their relatives.
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